MANDELA:
SU PEDAGOGÍA
La
muerte de Nelson Mandela, cuando su vida iba acercándose al siglo,
no puede suponer una sorpresa, pero la conmoción que ha supuesto para
todo el mundo ha sido impresionante. En todos los lugares y por todas
las clases sociales el sentimiento ha sido absoluto. La figura del
líder responsable de la desaparición de del “apartheid” era
querida por todo el orbe. En Sudáfrica, con tan pocos años de
democracia auténtica, vemos a negros y blancos abrazados y llenos de
lágrimas sin recordar lo malo de los tiempos pasados. Ahora que
todos líderes mundiales se deshacen en elogios a su persona y como no, los españoles, no estaría de más que todos aprendieran de su
ejemplo.
Cuando
Mandela abandonó la cárcel después de 27 años, muchos de ellos de
trabajos forzados, olvidándolos inmediatamente, se esforzó solo en
programar y pensar en el futuro, olvidando y perdonando el pasado.
Las personas, que tanto le elogian, bien podrían recordar la canción
con la que se le recibió: “Cuando Madiba habla, nosotros
escuchamos”. Si le hubiesen escuchado, entenderían su espíritu de
reconciliación e intentarían ponerlo en práctica. Nadie nace
odiando, es la agitación de los rescoldos los que reavivan el
fuego. Aquellas personas que lo ponen por las nubes, y al momento se
dedican a echar en cara a sus adversarios la responsabilidad que sus antepasados pudieran tener en hechos que acontecieron hace más de seis lustros, no han entendido nada.
¿Encontraremos
alguna vez entre nuestros políticos un “Mandela” que sea capaz de abrazar al
adversario y pensar solo en soluciones para los problemas de nuestra patria? ¿Habrán "Mandelas" que sean capaces de pacificar las diversas facetas de nuestro convivir?
Editado por La Redacción.
Editado por La Redacción.
Mientras algunas personas vivan del odio de los demás siempre tendremos "agitadores de fuegos".
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