sábado, mayo 24, 2014
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LA CLASE MEDIA


El pasado miércoles tres de mis hermanas, mi mujer y yo fuimos a Portmán donde yo nací y ahora vive mi nieta María Luisa y mis dos bisnietos. Pero no fue ese el motivo del viaje. Mi hermana Lola quería ver a María que también allí vive.



Esta María, cuando tenía 20 años fue a trabajar a mi casa sustituyendo a su hermana Josefa, que años antes había remplazado a su hermana Saturnina. Según se iban casando dejaban mi casa y se asentaban en los sitios por los que íbamos viviendo en el trasiego del trabajo de Ingeniero de Minas de mi padre. En total las hermanas Izquierdo durmieron en mi casa más de veinte años.

Saturnina que se había quedado viuda a los tres meses de casada por la muerte de su marido en el frente de la guerra civil, ya entró viuda en casa. Allí estuvo hasta su nueva boda y se quedó en El Centenillo. Continuó en el pueblo minero, donde había nacido hasta su muerte. Tuvo siete hijos.

Su hermana Josefa nos siguió hasta Extremadura y allí se casó y se asentó en Villanueva de la Serena. También murió allí.

El miércoles comimos un maravilloso arroz a banda en “Casa Cegarra” con María, a la que en su época del “Chalet María Luisa” llamábamos Maruja, para distinguirla de Marica y María (también para distinguirla, “Tía María”) que servían en casa. María Izquierdo nos contó lo que había sido de su vida.

Cuando se fue de casa y volvió a El Centenillo se colocó en casa de un ingeniero que al poco tiempo Peñarroya trasladó a Portmán. Con esa familia se vino, aunque pensando estar solo unos meses y volver a su pueblo. Pero sucedió que se enamoró de un obrero que además de trabajar en el lavadero, era pescador y en pocos meses se casaron. Ya no se movió de Portmán.

La alegría del reencuentro fue mutua. En los casi sesenta años transcurridos no habíamos tenido noticias de ella, ni ella de nosotros. Estuvimos viendo fotografías de los años cincuenta y contando infinidad de anécdotas. Pero lo que más me impactó y alegró, fue la historia de sus hijos. Los tres varones son, uno jefe de personal de una importante firma cervecera, otro óptico, jefe en una óptica multinacional en Burgos y el mayor, ingeniero, trabaja en Londres. Los hijos de Maruja han irrumpido en la clase media.

En efecto la clase media española creció pujante desde la mitad de la época franquista hasta hace muy pocos años, que, tras estancarse, parece reducirse. En verdad estamos asistiendo, paralelamente a la limitación del estado de bienestar, a un acontecimiento aún más preocupante por su difícil recuperación, la disminución de la franja a la que se llama clase media que es la responsable del equilibrio social y el mantenimiento de una democracia firme.

La guerra civil española fue posible por la exigua clase media. Había demasiada población que no tenía nada que perder (además de un analfabetismo próximo al cincuenta por ciento de la población adulta) No es de extrañar una lucha tan fiera.

La mejora del nivel cultural del país y la estructura social se debió de una manera decisiva a la las oportunidades que se ofrecían con a las becas de estudio y otras ayudas que empezaron a proliferar a partir de los años cincuenta. 

Aunque pueda parecer extraño las clases medias crecen gracias al capitalismo. Esencialmente el capitalismo industrial que necesita de compradores de sus productos, lo que les obligó, a partir del siglo XIX, y bien a su pesar y solo como una técnica de marketing, ir aumentando los salarios para que las economías familiares dispusieran de dinero suficiente para consumir. Esa masa proletaria comienza, no solo a tener un fogón de carbón, una bicicleta, una máquina de coser, una lavadora… sino a tener acceso al estudio para sus hijos. Primero porque el estado se la ofrece gratis (pagada por todos) para las primeras letras y posteriormente permite el acceso a la enseñanza superior mediante becas de estudio. No quiero obviar la responsabilidad de los sindicatos en la mejora de las condiciones de los obreros, pero debo resaltar el otro aspecto que generalmente no se valora.

Así va progresando el estado del bienestar que al fin aporta la garantía de la sanidad, las pensiones, la educación… Es cierto que toda la vida ha habido personas que han irrumpido en una clase superior desde abajo. Paradigmática fue la carrera de Nicolás María Rivero que desde la Casa de Éxpositos de Morón y haber pedido limosna pudo llegar a ser un político reputado y fundador del Partido Democrático, pero eso se debió a una serie de circunstancias externas que animo a lector a investigar. Lo que no fue nunca posible en España es que una familia, por sus propios medios modestos, elevase a varios de sus hijos a prosperar tan significativamente.

La disminución de esta franja (la clase media), como la riqueza total es la misma o parecida, desplaza esa riqueza perdida a las periféricas… en realidad, sobre una de ellas, ya que la franja pobre no recibe nada y todo se acumula en las clases más ricas. Ahora estamos en esa fase en la que los ricos, cada vez son más ricos y los pobres más pobres. Ciertamente que los pobres ya o son aquellos, que ya hubiesen querido los menesterosos del s. XIX o principios del XX ser pobres como hoy. Ahora disponen de mil recovecos para, al menos, medio vivir. Pero mientras no cambie la situación, iremos viendo disminuir este sector y crecer las otras dos bandas. Bastante palo ha llevado la clase media con la burbuja inmobiliaria y la actitud inconsciente de la banca, llevando a muchos miembros de la clase media a bajar un buen número de escalones en la escala social.

Puede  verse  en  el  gráfico  como  a  grandes rasgos aumenta la clase media  y  disminuye la baja
y  como  el  aumento de  aquella  se  acelera a partir  de 1960, precisamente con la aplicación del
Plan de Estabilización del ministro Ullastres y sobre todo los Planes de Desarrollo, estabilizán-
dose  la  proporción  a  partir 2006.
Cada variación de las tendencias tiene una explicación lógica.
¿Existe solución? A mí se me ocurre repetir el camino que ya se recorrió. Poner más dinero en el bolsillo de los españoles… o quitarles menos. La renta disponible, la que queda en los bolsillos, es la que crea la clase media; es la que permite inversiones económicas y culturales y por tanto mejoría económica y de formación. Si no se les puede subir los sueldos, rebajémosles los impuestos que, con toda seguridad, resulta más rentable para la riqueza nacional que el dinero esté en poder del consumidor que del estado, que siempre tendrá la tentación de gastarlo en sabe Dios qué. Posiblemente el considerable aumento de la clase media entre 1960 y 81 se deba a los poquísimos impuestos que se pagaban en la época franquista.

Todo lo que redunde en aumento de la cantidad y calidad de los miembros de la clase media, redunda en mejora de la calidad de vida de la nación, consolidación de la democracia y paz social.

José Antonio Caride de Liñán.

Editado por la Redacción.

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