martes, diciembre 10, 2013
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EL FERROCARRIL ALCANTARILLA LORCA

El siglo XIX es sin duda uno de los más denostados de nuestra historia. No es de extrañar si tenemos en cuenta que durante él se desarrolló la guerra de la independencia que, aún llena de heroísmo patriótico, supuso un baño de sangre y un terrible expolio por la irreparable pérdida de bienes irrecuperables como. Para Alcantarilla, por ejemplo, supuso una gran ruína en las dos rafias de los gabachos a dedicaron a nuestro pueblo. En ese siglo sufrimos el remate triste de todas nuestras colonias y perdiendo al final del siglo,  nuestras últimas provincias de ultramar: Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Y no fue solo eso, ya que tuvimos tres guerras carlistas (también terriblemente crueles), sufrimos el nefasto reinado de Fernando VII y la triste primera república. Pero también hubo aspectos brillantes como fue la explosión de la industria minera y quizá lo más significativo, por su interés para el futuro desarrollo de la nación, la construcción de la casi totalidad de nuestras líneas férreas.





Una de las primeras que se proyectaron fue la que se llamó, Alcantarilla-Córdoba. En junio de 1863 aún no se había empezado a construir. Era una línea que atravesaba la mayoría de la provincia de este a oeste uniendo las ciudades de Alcantarilla, Librilla, Alhama, Totana y Lorca, cuyo límite llegaba hasta la provincia de Almería ya que Puerto Lumbreras era una pedanía de Lorca y se llamaba Puerto Adentro. Con independencia del interés de conexión futura era una línea vertebradota de gran parte de la región.

Como digo, las obras no tenían fecha de comienzo a pesar de que, al menos, en sus primeros kilómetros las dificultades orográficas eran mínimas. Como casi siempre, lo más probable es que las dificultades fueran crematísticas. Por ello, el Alcalde Corregidor de Lorca, a la sazón Antonio González de Asarta, decide, saltándose todo protocolo, dirigirse a la reina Isabel II solicitándole la construcción de la primera parte de la línea: la que unía Alcantarilla con Lorca.

Lo normal es que el escrito estuviese dirigido al Presidente del Gobierno o a algunos de sus ministros, pero quizá se olía que a Ramón María de Narváez le quedaba poco tiempo de presidir el gobierno, ya que tras la Vicalvarada, la Unión Liberal iba a presidirlo colocando como Presidente del Gobierno a Leopoldo O´Donell con el apoyo de Espartero. Aún persistían los rescoldos de la fatídica noche de San Daniel (invito al lector a repasar un poco la historia) en la que como se sabe que hubo 14 muertos y 193 heridos. Si Narváez o González Bravo hubiesen recibido la instancia a duras penas hubieran tenido tiempo de leerlo.

Así que el Sr. Alcalde, saltándose todo trámite, elevó una súplica a la reina y de la que hago un resumen:

“ Señora, la ciudad de Lorca, (que) por su numeroso vecindario figura en el catálogo de las ciudades más importantes de España, puede llegar a rivalizar también como las primeras en industria, agricultura y comercio, si V. M. se digna dispensarla su protección, sacándola de la prestación en que hoy se encuentra”
Pasa a continuación a describir las riquezas de Lorca (su huerta, sus montes ricos en veneros, sus manufacturas…) y sus dificultades en ponerlas en los mercados. Hace hincapié en su situación topográfica que por la situación de los montes y valles la hacen el centro de una amplia área que comprende zonas de Jaén. Granada y Albacete. Expone la importancia que había tomado el puerto de Águilas con un movimiento (entre entradas y salidas) por valor de 26.740.355 rs. a pesar de estar sin terminar la carretera de acceso a la ciudad portuaria.
Después de alabar la atención que ha tenido la Corona por los caminos de hierro desde su apoyo a las líneas de Madrid Aranjuez y Barcelona Mataró, resalta que “los hijos de esta ciudad según se acredita por la historia, han sido pródigos en derramar su sangre en defensa de la Patria, del Trono y la Religión que heredaron de sus padres” poniendo por ejemplo las campañas de África. Por fin insiste en la petición, y termina deseando que ”Dios conserve la importante vida de V. M. por dilatados años, A. L. R. P. De V. M.” Firmando a continuación con otras 23 firmas (seguramente concejales) y al final el Secretario “Juan Benito Riquelme”

Las interesantes páginas que siguen, exponen estadísticas del puerto de Águilas, que ya en aquellos tiempos tenía un estimable movimiento: entraron aquel año 818 buques con 35.570 toneladas y 5.329 tripulantes y salieron 820 buques con 35.636 toneladas y 5.355 tripulantes. Quizá más significativo fue el valor de la mercancía movida, pues mientra la importada tenía un valkor de 241.720 rs. mientras que la que se exportaba lo era por 2.094.460 rs. (más de la cuarta parte en buques de banderas extranjeras).
Detalla los habitantes de Lorca (22.046) y sus pedanías (29.412), haciendo hincapié en los habitantes que fluyen naturalmente a Lorca y que son de pueblos de Murcia (46.273 almas), Almería (73.265 almas), Jaén (11.777 almas), Albacete (3.356 almas) y Granada (23.146) que hacen un total de 250.156 almas, a pesar de las deficientes carreteras que le unen.
Para animar al Ministerio de Fomento, termina citando la contribución, que para financiación de la obra, han ofrecido Lorca (2.554.574 rs.), Totana (2.000.000 rs.) y Alhama (200.000 rs.). El movimento se demuestra andando.

Cuatro años después la obra no estaba empezada. Un estudio sobre la línea Murcia-Granada de la Real Sociedad Económica del País de Murcia, se presentó a una comisión de Senadores y Diputados en 1874. Pero esto es ya otra historia que a lo mejor os contamos en otro número de “La Gaceta de Alcantarilla”  


José Antonio Caride de Liñán.
  
Editado por: La Redacción.

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