sábado, octubre 11, 2014
0
CARTA A DON JOAQUÍN LEGUINA.
Admirado señor:

Acabo de terminar “Los 10 mitos del nacionalismo catalán” que he leído con verdadera fruición. Quiero felicitarle por la amenidad, claridad de ideas y rigor de la publicación.

Lo más probable es que conozca un par de cosas que voy a contarle, pero de ellas no he visto nada publicado ni comentado.

Tuve oportunidad de conocer a un militar del ejercito republicano con el que departí toda una tarde sin que por desgracia pudiese repetir la experiencia por diversos motivos. No puedo recordar su nombre, pero durante la guerra civil fue Capitán Ayudante del general Rojo. 

Me contó que el Estado Mayor tenía previsto hacer con Barcelona lo que se había hecho con Madrid, cuya eficaz defensa impidió que las fuerzas de Franco sobrepasaran la Ciudad Universitaria. Barcelona con su cinturón industrial se prestaba a ello. Finalmente se desistió porque desde dentro de la ciudad se atacaba a los soldados arrojándoles desde los balcones agua y aceite hirviendo. Teniendo ya el enemigo dentro era imposible intentar una defensa numantina. Efectivamente, Barcelona no solo fue conquistada sin disparar un solo tiro, sino que se hizo desfilando marcialmente por la Diagonal y las Ramblas hasta el puerto. Por cierto entre aclamaciones de una importante y entusiasmada parte de los barceloneses, abuelos y padres de los que ahora se proclaman tan independentistas.

Todo esto es seguro que tiene que estar documentado (me refiero sobre todo a la fallida defensa) con cartas, partes etc. que deberían estar en el archivo de Salamanca y que los catalanes tanto interés tenían en “recuperar”. Lo más probable es que ya no quede nada porque su interés histórico es, con toda seguridad, bastante menor que el político.

Otro asunto del que jamás he oído hablar es de cómo se financió la re industrialización de España tras la guerra civil y de una manera especial Cataluña y las provincias Vascongadas, las regiones mimadas de Francisco Franco, engañado, como tantos, que han creído que “dándoles” saciarían sus exigencias.

A la terminación de la guerra civil y arrasadas las industrias, era imprescindible la reposición y actualización de toda la maquinaria que había que adquirir fuera de España. La total ausencia de moneda extranjera, dado el poco valor de la propia, exigía tener que exportar para, con las divisas obtenidas, efectuar las compras. La diferencia del precio real de la moneda extranjera y el que se le pagaba al exportador era del que el estado disponía. Pero ¿qué se exportaba? Salvo que mi información sea incompleta, con la excepción de los vinos de Jerez, solo los productos del levante español: las naranjas, los limones, las conservas vegetales y las pulpas. Concrétamente desde Alcantarilla, en donde estoy escribiendo, se exportaron ingentes cantidades de pulpa de albaricoque a Inglaterra, que pagaba en libras esterlinas con una ganancia importantísima para el estado que no invertía en Murcia; lo hacía en Cataluña y lo que ahora se llama Euscadi. ¿Alguna vez se pagará la deuda histórica de nuestro esfuerzo? Porque Cataluña se rehízo de la guerra con el dinero que le proporcionó Murcia y por cierto también con una mano de obra a la que contribuyó en gran manera esta región.

No le molesto más, pero me permito hacerle una pregunta: ¿Cuándo Francico Vázquez, Cristina Alberdi, Rodondo Terreros, Joaquín Almunia y usted mismo, con otros muchos socialistas cultos y sin compromisos ni odios, van a hacer la catarsis del socialismo construyendo una social democracia creíble y europea, que sea capaz de olvidar la guerra civil, desprenderse de "mangantes" y dar ilusión y esperanza? ¡Hace tanta falta!

No tengo ni idea de si seré capaz de hacerle llegar esta carta. Si la lee es que lo he logrado y así recibirá mi saludo más afectuoso.


José Antonio Caride de Liñán

0 comentarios:

Publicar un comentario