miércoles, octubre 29, 2014
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¡¡Delenda est corrupti!!

España está atravesando un momento dulce en muchos aspectos. En la mayoría de los deportes nuestros atletas destacan, desde el motorismo al baloncesto y desde el fútbol al ciclismo, pasando por muchos más. Las empresas españolas (Banco de Santander o Abengoa, Ferrovial o Sacyr, Repsol o Mafre) ocupan puestos señeros en el concierto empresarial mundial. Yo me pregunto por qué nuestros políticos están tan desprestigiados y llenos de podredumbre. La contestación es muy sencilla:


Mientras que en la sociedad civil existe una selección estricta en la que prosperan los que más valen y quedan aparcados los más inútiles, en la política solo prosperan los que se supone que sirven mejor para ganar unas elecciones, por conocer mejor el partido desde dentro o tener mejores contactos exteriores. Se anteponen los listillos a los listos, los habilidosos a los honrados, los trepas a los preparados… y ¡así nos va!.

Esto sucede en todos los partidos políticos, en las patronales y en los sindicatos, pero ninguno es tan desesperadamente pertinaz como el partido Popular.

Se le escapan las mejores y les crecen los enanos. Un par de ejemplos:

El éxito sanitario de la curación de Teresa Romero de la infección por Ébola en vez de presentarlo como tal, lo ponen en manos de un Consejero que, o está allí puesto por un partido político rival para desprestigiar al PP o es un verdadero inútil. Que fácil hubiera sido enarbolar el triunfo desprestigiando a quienes sostienen que la sanidad madrileña ha sido desmantelada por el partido gobernante: la sanidad madrileña ha mejorado a la prestigiosa norteamericana. Ha habido errores, ¡seguro! Pero hay que tener en cuenta que se trata de una enfermedad nueva, tratada por primera vez en España. Y sobre todo, ha debido presentar a Teresa como paradigma de todos los que trabajan en nuestro magnífico sistema de salud, abnegada hasta poner en riesgo su propia vida. ¿A que necio se le ocurre presentarla como una mentirosa? ¿Cómo no se le sustituye de una manera fulminante tras esas manifestaciones? Es posible que lo dicho por la auxiliar no respondieran totalmente a la realidad, pero no se puede obviar que es una voluntaria y que si su preparación no es perfecta, no es ella la responsable sino quien la enseñó y la aceptó pata el trabajo.

Ahora estamos en otro caso de torpe enfoque. La guardia civil (dependiente del ministerio de Interior) bajo las órdenes del fiscal (dependiente del Ministerio de Justicia) y en provincias gobernadas por el PP (Madrid, Murcia, León..) está acometiendo la mayor redada contra la corrupción y en la que la mayoría de los detenidos son el propio PP. ¿No sería natural que el gobierno sacara pecho alardeando de su interés por la erradicación de la corrupción, sin parar en quién? Y mucho más, en contraste con la actitud de otras regiones gobernadas por otros partidos (Andalucía, Cataluña…) u otros estamentos (patronales, sindicatos…). Sin embargo se nos presentan, en el mejor de los casos, avergonzados. Entiendo la actuación de Esperanza Aguirre porque necesitaba mostrar su arrepentimiento por ciertos nombramientos, pero el Presidente del Gobierno, en persona debió, en mi opinión, explicar los hechos de una manea inmediata y reafirmarse en su voluntad inequívoca de perseguir hechos tan bochornosos, sin límite alguno, con medidas fulminantes y efectivas. Quizá sus asesores le han recomendado tranquilidad hasta que todo se olvide.

Y podíamos seguir hasta la saciedad enumerando torpezas que empañan a los partidos políticos y desprestigian a la democracia. ¿Quién puede extrañarse que grupos antidemocráticos cada vez ocupen un mayor espacio en el panorama político español? 

Pidamos a Dios que ilumine a esta gente, y que decidan al fin y para siempre, dedicarse honradamente a lo que se les ha encomendado, porque cada vez se nos hace más difícil defender que se trata de cuatro chorizos (que los hay en todos los sitios), porque no solo son demasiados, sino que disponen de otro grupo, no despreciable, de colaboradores o al menos encubridores.

¡Delenda est corrupti!

José Antonio Caride de Liñán

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